Por un crítico anónimo que insiste en que los efectos especiales no importan si la capa ondea lo suficiente.
Hay algo maravillosamente reconfortante en las series de fantasía de otra
época. No en el sentido de que sean atemporales o profundas, sino en el sentido
de que nos recuerdan un tiempo más simple, cuando los héroes eran apuestos, los
villanos vestían de negro. La Leyenda del Buscador es exactamente eso:
una fantasía heroica con tanto sentido del ridículo como del drama, y por eso
mismo, sigue siendo disfrutable hoy en día.
Basada en los libros de Terry Goodkind, aunque con una relación con ellos parecida a la de un gato con su dueño (es decir, reconoce su existencia, pero hace lo que le da la gana), La Leyenda del Buscador nos cuenta la historia de Richard Cypher, un joven apuesto y extremadamente bueno con la espada que, por circunstancias mágicas y un poco de conveniencia argumental, es el único que puede salvar el mundo de un malvado tirano con un nombre de marca de perfume: Darken Rahl.
La serie brilla en lo que realmente importa: aventuras trepidantes, batallas
coreografiadas como si fueran un musical de artes marciales, y diálogos que a
menudo oscilan entre lo épico y lo absurdamente dramático. Los personajes son
exactamente lo que esperas de una serie de este estilo: el héroe noble, la
hechicera misteriosa, el mentor gruñón y un desfile interminable de villanos
que parecen sacados de una convención de cosplay con demasiado presupuesto en
cuero.
¿Por qué sigue siendo disfrutable hoy? Porque a veces, lo que uno necesita
no es realismo ni grandes dilemas morales, sino una historia donde los buenos
son buenos, los malos son malos, y las leyes de la física se doblan en favor de
una pose dramática. Porque no importa cuántos dramas oscuros y realistas
veamos, siempre habrá algo especial en una serie donde un hombre con una espada
puede solucionar cualquier problema, no limitándose a dictaduras mágicas,
traumas emocionales y probablemente también la economía.
Así que si buscas algo con la seriedad de un drama shakespeariano pero con más volteretas innecesarias y explosiones de luz mágica, La Leyenda del Buscador sigue ahí, esperándote con los brazos abiertos y una banda sonora dispuesta a enfatizar cada giro heroico con un estruendo de violines. Y en estos tiempos inciertos, eso es un tipo de magia que todos necesitamos.
Un abrazo de oso y una pinta para todo aquel que se deje caer por este baldío.
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