“… a dos personas muy singulares, Richard y Kahlan, por escogerme a mí para
contar su historia. Sus sufrimientos y sus éxitos me han llegado muy hondo.
Nunca volveré a ser el mismo. ”
-Dedicatoria publicada en la novela, El Libro de las Sombras Contadas, en referencia a dos de sus protagonistas principales.
Terry Goodkin, es probablemente de los últimos escritores que aún venden libros (pero sin contar ya con el autor, desgraciadamente fallecido hace más de un año, a los 72 años) de fantasía de una manera masiva, siendo la magia de su mundo la más primigenia de todas. El Arte, la magia que vive de la bruma, el misterio, y la voluntad de los magos, la magia que preña el lenguaje y la propia tierra, y tiene una vida independiente de la ciencia, la cual, sigue su propio rumbo.
Terry Goodkind, de origen humilde y aprendizaje dificultoso por culpa de la dislexia, la cual le hizo alejarse por un tiempo de aquello que convertiría en el centro de su vida a los 45 años, cuando publica el primero de los 24 libros que conformarían la saga principal de su grimorio creativo, ya que ha pergeñado no pocas obras además de la saga de La Espada de la Verdad, pero esa, es otra historia.
“La apacible vida de Richard Cypher se ve truncada por el brutal asesinato
de su padre. ¿Quién querría matar a un simple comerciante que no esconde
ningún secreto? ¿O es que tenía alguno? ¿Está su muerte relacionada con el
extraño libro que trajo de uno de sus viajes y que hizo aprender de memoria
a su hijo Richard? De ser así, éste también corre peligro. La búsqueda del
asesino se convierte en una carrera contra el tiempo para salvar todas las
tierras conocidas del dominio del mal. Para hallar respuestas, Richard
deberá sacar a la luz emociones que ha reprimido durante mucho tiempo y
confiar tanto en los viejos amigos como en los nuevos. Pero nadie es quien
dice ser, ni siquiera él mismo.”
-Sinopsis del primer libro de la saga de, La Espada de la Verdad.
Ahora mismo estamos pasando por una etapa en que la magia de los mundos fantásticos son en esencia un sustito de la ciencia. Magos que en realidad son científicos, grimorios que intentan ser tratados de ingeniería, torres de hechicería/universidades renacentistas o, criaturas mitológicas que deben ser viviseccionadas cual manual de rol. Consumo esta clase de fantasía medieval como tantas otras y la disfruto, pero no es mi favorita. Son etapas, y ahora la fantasía medieval está pasando por esta, y dentro de unos años será otra. Curiosamente, y esto nos debería llevar a reflexión, los títulos más vendidos en primera división se valen mucho más de la magia en su concepción primigenia ligada a la memoria humana. Os sonarán si os gusta la fantasía títulos como: Canción de Hielo y Fuego, la Saga de Geralt de Rivia, Mundodisco o Harry Potter. Todos estos títulos de público masivo no se apoyan en la magia, los humanos de sus historias, sí.
Terry Goddkind, creía en la magia como marco para sus historias, pero tenía muy presente quiénes debían ser el centro del baile; un baile donde nadie pudiera robar una escena de manera deshonrosa. También conocía el poder del lenguaje, las palabras y su sonoridad, algo indispensable en El Arte (como denominaban a la magia en la antigüedad… y muy acertadamente, Ed Greenwood en las novelas de su famoso mago, Elminster), si quieres crear la atmósfera adecuada para que la magia obre su milagro. Y vaya si lo crea. Su mundo tiene ese componente de lirismo élfico que tanto placer me produce al leer un libro de fantasía medieval.
Una pinta para Terry Goodkind, que estará sonriendo desde la orilla del otro mundo mientras observa cómo la magia de su obra aún está viva.
Y también otra espumosa para ti, querido visitante incauto que por azar has llegado hasta este baldío.
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